Las actividades humanas constituyen
la principal amenaza para los manglares. Entre las principales actividades humanas
están la destrucción del hábitat, la contaminación y la sobrexplotación de los
recursos.
La falta de planificación del
desarrollo urbano, industrial y turístico, así como del desarrollo agrícola,
ganadero y acuícola, han desplazado y reducido extensiones considerables de
manglares. Los desechos sólidos urbanos, contaminantes industriales, pesticidas
y fertilizantes agrícolas, derrames de petróleo, etc., así como las
modificaciones a las condiciones hidrológicas han tenido un gran impacto sobre
los manglares. La sobrexplotación de algunas especies altera substancialmente
la composición, estructura y función de este ecosistema.
Distintos estudios a nivel
internacional señalan que la recuperación de un manglar que ha sido severamente
dañado puede tomar muchos años cuando ello es posible; en muchas ocasiones la
pérdida es total e irreversible (Loyche y Fortuna, 2003, FAO 2007b, Duke, et
al. 2007). La pérdida de los manglares afecta significativamente a todas las
especies que los utilizan durante su ciclo biológico.
Al respecto cabe mencionar las
estimaciones de pérdida de la cobertura de los manglares a nivel mundial hechas
por organismos e instituciones internacionales. Según la FAO, en 1980 los
manglares abarcaban una superficie cercana a los 19.8 millones de hectáreas de
las zonas costeras del mundo, para el año 2005 la misma FAO reporta 15.2
millones de hectáreas, lo que signiica que en los últimos 20 años se han
perdido el 23% de la superficie mundial (FAO, 2007a). Con las presiones
existentes y si la tendencia continúa, estaríamos destruyendo uno de los
ecosistemas representativos de la biodiversidad del planeta.
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