Los suelos de los manglares se pueden dividir en dos grandes categorías (inorgánicos, y orgánicos) de acuerdo con su origen.
Los suelos inorgánicos se forman por depósitos
graduales de limos y arcilla en planos aluviales. Estos suelos son generalmente
ricos en nutrientes debido en parte a la formación de micelios, integrados por
partículas de arcilla cargadas negativamente (aniones) las cuales atraen iones
positivos (cationes) especialmente calcio, magnesio y potasio, reteniéndolos
temporalmente (absorción) de esta forma no permiten su rápido lavado, dado que
estos iones son solubles en agua. Algunos iones se unen más fuertemente a estos
micelios que otros, especialmente el hidrogeno, calcio,
magnesio, y potasio. En esta competencia por la superficie del micelio, el
hidrogeno tiende a desplazar otros iones y por esto es importante que se
incorporen constantemente nuevo material coloidal con micelios, aportados por
las mareas. Estas ofertas de nutrientes determinan que los manglares afectados
tengan un gran desarrollo, lo que normalmente alcanzan en zonas influenciadas
regularmente por sedimentos fluviales y re suspensiones de coloides
transportados al manglar por la acción de las mareas. Los manglares que se
desarrollan en este medio los vamos a denominar como "manglares de planos
lodosos" y dependen de un constante aporte de nutrientes.
Las bateas y playones arenosos, también conforman suelos inorgánicos, pero estos son generalmente pobres en nutrientes, dado que los grados de arena conforman un material estructural inerte. Como este material inerte es pobre en micelios arcillosos, no puede retener nutrientes con facilidad especialmente en zonas con altas precipitaciones. Entre los granos de arena el agua percola rápidamente y arrastra iones solubles, lo que conlleva a rápida perdida de nutrientes esenciales y acumulación de compuestos insolubles tóxicos, como aluminio y hierro. Esto determina en gran parte, que los manglares se forman en estas bateas arenosas expuestas temporalmente a las mareas y pobres en arcillas, en esas zonas el mangle tiene poco desarrollo y a pesar de recibir continuos nutrientes por la acción de las mareas, estos nutrientes aportados se pierden rápidamente al ser lixiviados por los continuos arrastres del agua lluvia. Por lo tanto los mangles que forman a estos sustratos estructurales entran en la categoría de mangles enanos, lo mismo que los mangles que crecen sobre sustratos rocosos, con poca oferta de micelios coloidales.
El tercer tipo de manglar de acuerdo al sustrato
se desarrolla sobre suelos orgánicos que se forman en bateas con una alta
acumulación de restos orgánicos. Estos suelos se caracterizan por tener poca
arena, limo y arcilla (alrededor 10%) estas turbias se mantienen por procesos anaeróbicos
y los nutrientes esenciales se lieran gradualmente por la descomposición de la
materia orgánica en las zonas aeróbicas y por procesos físicos de oxidación,
sufriendo una continua re mineralización, lo que permite la recirculación
gradual de los nutrientes. Además, estos suelos son inundados periódicamente
con aguas maréales lo que permite una incorporación temporal de nutrientes.
Estos nutrientes pueden ser retenidos por micelios orgánicos de humus y de esta
forma no se pierden rápidamente por arrastre durante las lluvias. Además, estas
bateas orgánicas tienen una saturación permanente de agua y un drenaje interno
lento.
Las raíces de los mangles se
encuentran parcialmente sumergidas en el sustrajo, siendo la parcial aérea que
sobresale, la encargada de captar parte del oxigeno que necesitan para poder vivir.
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