México
es un país privilegiado por su biodiversidad y se le ubica en el cuarto lugar
entre los países megadiversos. El concepto de megadiversidad sólo se aplica a
un número muy pequeño de países. De todos los países en el mundo, sólo 111 se
encuentran situados, parcial o totalmente, en los trópicos. Aproximadamente una
docena de estos países cuentan con una gran parte –entre 60 y 70%– de la
diversidad biológica del planeta. México junto con Brasil, Colombia e
Indonesia, está entre los primeros lugares en las listas de diversidad
biológica que se han elaborado en el mundo. Las características que hacen a
México un país megadiverso derivan de su ubicación geográica y de su relieve.
El país se extiende dentro de dos de las regiones biogeográicas reconocidas en
el mundo, la neártica y la neotropical, las cuales se entrelazan en el sur y
centro de México, creando una importante zona para la biodiversidad del planeta.
Los humedales constituyen una supericie
importante dentro del territorio nacional, entre ellos los manglares,
ocupan un lugar privilegiado por la riqueza natural que encierran y los
servicios ambientales que prestan. Su importante papel ecológico y económico ha
sido reconocido internacionalmente. México, junto con Indonesia, Brasil,
Nigeria y Australia es uno de los cinco países con mayor supericie de manglar.
Los
manglares son formaciones vegetales en las que predominan distintas especies
conocidas como mangles. Estos árboles o arbustos, poseen raíces aéreas
respiratorias llamadas neumatóforos y tienen la particularidad de ser plantas
resistentes a la salinidad del agua. Los manglares se desarrollan en las
planicies costeras de los trópicos húmedos, principalmente alrededor de 16 esteros
y lagunas costeras, cerca de las desembocaduras de ríos y arroyos. Los
manglares son una transición entre los ecosistemas terrestres y los marinos.
Existe una conectividad entre los manglares, los pastos marinos y los arrecifes
de coral que permite el lujo entre las especies que viven en estos ecosistemas.
En el mundo se conocen 54 especies de mangle, distribuidas en 20 géneros y
pertenecientes a 16 familias (Tomlinson, 1986). Estas familias no están
genéticamente relacionadas, lo que quiere decir que las adaptaciones de estas
especies a ambientes salinos se han producido varias veces durante la
evolución.
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